1994 Inglaterra-Macedonia · 109 minutos · Dir: Milcho Manchevski · Intérpretes: Katrin Cartlidge (Anne) · Gregoire Colin (Kirill) · Labina Mitevska (Zamira) · Rade Serbedzija (Aleksandar Kurkov) · Silvija Stojanovska (Hana) · V.O.: Inglés-albanés-macedonio
INTRODUCCIÓN
La cultura de finales del siglo XX ha cambiado el entorno urbano por el entorno mediático audiovisual que se ha convertido en la gran escuela de la sociedad. La importancia de los media no reside solo en la accesibilidad de los contenidos, sino, sobre todo, en el impacto que esta produce en la psique de los individuos en proceso de socialización. La cultura de la palabra se está transformando a pasos agigantados en cultura de la imagen, no de la imagen muda, sino de la imagen elocuente como medio de comunicación.
En este sentido el cine se ha convertido en el gran medio que los hombres de finales de siglo XX utilizan para expresar su concepción cosmológica, su visión del mundo y su código moral. Lo que debemos desear o sentir, lo que debemos opinar o negar, está contado en historias cuyo poder de persuasión reside en los fotogramas. Por ello la integridad perceptiva, sentimental e intelectual debe pasar por una educación audiovisual que permita la reflexión crítica y el análisis consciente de las historias contadas a través de imágenes.
El propósito de este trabajo es ejemplificar en una unidad didáctica los medios necesarios que cualquier espectador necesita para juzgar una película: juzgar lo que se dice (análisis ético-antropológico) y por qué y el modo en que se dice (análisis estético). De esta manera se incoropora al sistema escolar contenidos que actualmente se ofrecen fuera de él y que son reclamados.
ACTIVIDADES
1-Búsqueda de símbolos.
2-Debate y puesta en común del trabajo por grupos de las ideas extraídas.
3-¿Cuando acontece la película, en tiempo mitológico o en tiempo lineal? Buscar los elementos anacrónicos que se han utilizado ¿Con que fin se han utilizado?
4- Cuál es la naturaleza de la violencia según lo que se muestra en Antes de la Lluvia?
Guía de comentario de la película
Antes de la lluvia es una historia de la reciente situación en los Balcanes, la guerra, que tiene forma mítica: en realidad no ocurre en 1994 sino en un tiempo no cronológico, ni anterior ni posterior. Manchevski ha querido explicar lo que pasa en un lugar tan cercano a la Europa opulenta azotado por uno de los conflictos étnicos más importantes de fin de siglo, con un mito que nos habla de la condición humana y la violencia. Lo que ocurrió y lo que ocurre en la antigua Yugoslavia puede tener unas causas históricas y determinadas: es lo que cuentan los periódicos con más o menos acierto o más o menos objetividad. Pero si la explicación la ha de hacer un macedonio y se quiere dar el último porqué de la violencia de la actual Europa del Este, entonces hay que remontarse a los orígenes, hay que dar cuenta de lo que es la violencia. Y esto se muestra a través del carácter circular del argumento de la película. De las tres partes (Palabras, Caras, Fotos) ninguna es anterior o posterior. El final del tercer capítulo está encadenado con el primero. Pero cualquier historia tiene que tener un orden cronológico: el orden cronológico de la película se resuelve aparente al final. Manchevski mantiene un realismo de presentación cronológico o histórico en donde lo anterior antecede a lo posterior, pero se trata solo del modo en que se cuenta la historia. Es como si dijera: esto no es lo que pasó una vez, sino lo que pasa siempre. Lo que puede pasar en cualquier momento. Manchevscki da a entender que el orden de los relatos no es cronológico: no se trata del tiempo histórico, el que vivimos los mortales. El tiempo antes de la lluvia no es el tiempo que conocemos, sino el tiempo que fundó la historia (las historias). Las tres historias aparecen entrelazadas por el lema: “El tiempo nunca muere. El círculo no se cierra jamás”. El propio relato de Manchevski jamás se completa, jamás termina. La historia de la humanidad es la historia que se narra en el mito. Manchevski está tratando de decir que en la cadena de condicionantes que es la historia (la historia es un antes y un después respecto del presente), no hay una causa primera que pueda justificar una acción violenta, toda venganza es injusta. Podría ser que lo que se propone como efecto de una causa sea ella misma la causa. Si el tiempo tiene forma circular el futuro puede preceder al pasado. Una acción violenta de reacción puede ser la causa de la acción sobre la que reacciona. La violencia es injustificable desde el punto de vista de la historia que sucede antes de la lluvia. El orden ontológico-humano repite esta ley: parece imposible salirse del círculo. Si se compararan los tres relatos analíticamente, teniendo en cuenta el número de elementos que, en principio, se desarrollan en orden cronológico, con un antes y un después irrevocable, la historia del novicio Kirill (Palabras) debería ser la última, la que cierra la historia. Así el orden cronológico sería Caras-Fotos-Palabras. Pero si se quiere mostrar que “el círculo no se completa”, que “el tiempo no muere jamás”, la estrategia de Manchevski consiste en cortar el segundo y el tercer relato (Fotos y Palabras) y unir Palabras con Caras permitiéndose licencias anacrónonicas. De este modo el resultado es sorprendente para el espectador que ve como el último relato encaja perfectamente con el primero, que el final es el principio, que tal como reza el leit motiv, la historia nunca se termina. Cada una de las partes representa una forma de evadirse del círculo, de evadirse, por tanto, del mal innato al que está sujeto el hombre. En cada una de las partes está a punto de llover. La apariencia del tiempo histórico (la apariencia de la línea argumental de la película) es la linealidad: unas cosas van después de otras. Pero la visión mítica de la historia permite romper las leyes de la causalidad y ver cualquier secuencia como una repetición de lo mismo. Este cambio de perspectiva viene simbolizado con la lluvia: es la señal de ruptura, la manifestación de una posible inversión de los valores. El pesimismo de Manchevski respecto al carácter innato de la violencia debe matizarse entonces por la posibilidad de fundar un espacio nuevo producido por la libertad: un estado de no sometimiento a la ley general, que puede costar el silencio, la desfiguración o el sacrificio de la propia vida. Puede ser que el origen de la conciencia humana fuera un desorden violento que configura nuestras acciones, lo que deseamos o despreciamos y la manera en que nos representamos el mundo. Pero también es verdad que es posible cambiar el rumbo de la violencia como destinación, con una fuerza superior. La violencia posee un impulso mítico y ancestral: su movimiento se retroalimenta, no se hace más que repetir lo que ya hay. La omisión es una ascesis: la aparición de algo incondicional exige la omisión en esa cadena. No devolver mal al autor del mal, entre otras cosas, porque el autor del mal no posee una titularidad exclusiva. No hay un responsable del mal único. De hecho en la película todos los protagonistas que niegan el curso general de las cosas -que tratan de salir del círculo- son aniquilados por los de su propia casta: el verdadero mal está dentro -tiene una forma constitutiva- y anula cualquier intento de reconciliación.
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