Del brevísimo de los testimonios arqueológicos y antropológicos relacionados con la existencia de fenómenos religiosos en el Paleolítico se puede deducir razonablemente que al hombre primitivo le afectaban hondamente los misterios de la muerte y de la procreación, así como su dependencia de una fuente providencial de vida y de bienestar, y de las fuerzas rectoras de la naturaleza. Sin apenas otra comprensión de los procesos y leyes naturales que la que le prestaban sus propias observaciones, sentía la necesidad de establecer relaciones amistosas y benéficas con la realidad viva que gobernaba los misterios que le rodeaban. Ello constituía su idea de una Providencia divina superior a él y dueña de su destino. Así nació en él una reacción "numinosa" al elemento inexplicable, imprevisible y temible de su experiencia, reacción que halló expresión en una técnica ritual encaminada a establecer relaciones eficaces con la Fuente de toda bondad y beneficencia, existente por encima del mundo y dentro de él, o, como diríamos en lenguaje actual, a la vez trascendente e inmanente. Sin embargo, no era solamente para asegurarse unos medios de subsistencia para lo que se buscaba auxilio de lo sobrenatural. Hasta el mísero hombre de Neandertal, por degenerado que pudiera ser y condenado a la extinción como tipo humano, había empezado ya a contar con una vida más allá de la tumba: una vida que sería sin duda como la que había vivido en la tierra, ya que no era capaz de concebir ninguna otra, y en la que seguirían siendo precisos el alimento y las herramientas (...). Parece, pues, que fue por éstos o semejantes caminos como empezó la religión (E. O. James, "Historia de las religiones").
"Lo que hay de más cruel aún es que, como todos los progresos de la especia humana la separan sin cesar del estado primitivo, cuanto mayores conocimientos acumulamos, más nos privamos de los medios de adquirir el más importante de todos y, en cierto sentido, a fuerza de estudiar al hombre tal como es, lo hemos colocado en situación que ya no es imposible conocerlo. Resulta fácil ver que en estos cambios sucesivos de la constitución humana es donde hay que buscar el primer origen de las diferncias que distinguen a los hombres, los cuales son, según confesión común tan iguales entre sí por la naturaleza como lo eran los animales en cada especie antes de que diversas causas físicas hubiesen introducido en algunos las variedades que en ellas observamos" (J. J. Rousseau, Discurso sobre el origen de la desigualdad de las especies, Orbis, Barcelona 1985, 49-50).
1. Tema.
2. Crees que los hombres somos iguales si atendemos solo a la naturaleza?
3. Cuál es según Rousseau el origen de la desigualdad en nuestra especie? Estás de acuerdo?
4. Crees que el proceso civilizador nos ha hecho ganar igualdad o diferenciación entre los seres humanos?
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