El concepto de persona, tal y como nosotros lo entendemos, está ausente en las culturas primitivas. En primer lugar, existe en todas las culturas la tendencia a considerar al propio grupo como los más ilustres representantes de la humanidad y a la propia cultura como la naturaleza humana, como los civilizados. Los demás son un hatajo de bárbaros y salvajes con costumbres raras, bestiales e inhumanas. “Sólo nosotros somos humanos” es una frase que podría ponerse en boca de cualquier tiempo, porque todos experimentamos una tendencia espontánea a considerar que los “otros” son gente extraña que hace cosas raras, y que lo normal, lo natural, lo humano es justamente lo que hacemos nosotros. Todos somos tendencial y primariamente etnocentristas, y sólo podemos adoptar una postura pluralista tras una reflexión sobre la contingencia de las formas culturales. En segundo lugar, tampoco la idea de irrepetibilidad o de singularidad personal funciona en las sociedades ágrafas. La realización personal o la meta de la propia vida no se cifran en el desempeño de unas tareas irrepetibles en otra persona, sino más bien en la realización exacta de las funciones sociales que el grupo atribuye. La idea de que cada persona contiene en sí un programa original de vida, una tarea que sólo ella puede desempeñar, una vocación personal, pertenece característicamente a la modernidad occidental.
1. Tema. (1 punto)
2. Haz un mapa conceptual del texto. (2,5 puntos)
3. ¿Crees que Occidente ha conseguido –teóricamente al menos- definir universalmente a la persona humana? ¿En qué consiste esta definición? ¿Es Europa etnocentrista? Haz referencias al texto. (2, 5 puntos)
4. Haz un relato de la génesis histórica de la noción de persona humana tal como ha llegado a nuestra cultura. (4 puntos)
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